La industria de la alta costura acaba de presenciar uno de los movimientos más relevantes de los últimos años. Prada, una de las casas de moda más reconocidas de Italia, ha confirmado la compra de Versace por una suma de 1.250 millones de euros, en una operación que redefine el panorama del lujo europeo.
Esta fusión une a dos grandes iconos de la moda italiana bajo un mismo grupo, consolidando su posición frente a gigantes como LVMH o Kering. Según fuentes cercanas a la operación, la adquisición permitirá a ambas marcas mantener su identidad y estilo, mientras aprovechan sinergias en áreas como distribución, marketing y producción.
Donatella Versace, actual directora creativa de la marca fundada por su hermano Gianni en 1978, continuará liderando el diseño de la firma, ahora como parte del conglomerado dirigido por Patrizio Bertelli y Miuccia Prada. Desde Prada han asegurado que se respetará la autonomía creativa de Versace y que el objetivo principal es potenciar su presencia global sin alterar su esencia.
El acuerdo, que se ha cerrado tras meses de negociaciones, permitirá a Prada reforzar su presencia en mercados estratégicos como Asia y América del Norte, donde Versace tiene una sólida base de seguidores. Además, se espera que esta operación impulse el crecimiento conjunto del nuevo grupo, que ahora pasará a competir directamente en la cima del sector del lujo.
La compra se financió mediante una combinación de recursos propios y financiación externa, y se prevé que se formalice por completo en los próximos meses, tras la aprobación de las autoridades reguladoras.
Con esta adquisición, Prada no solo amplía su portafolio, sino que da un paso decisivo para consolidarse como un referente absoluto en la moda de lujo mundial. El futuro del estilo italiano ahora se escribe a dos voces: Prada y Versace.
